Prüm II ha sido aprobada por el Parlamento Europeo y con ello se da vía libre a la utilización del reconocimiento facial para perseguir crímenes

En una contundente votación, el Parlamento Europeo ha aprobado el marco normativo Prüm II, que autoriza la utilización del reconocimiento facial a gran escala para perseguir crímenes en toda la Unión Europea.

Este paso crucial allana el camino para la implementación de un extenso sistema de videovigilancia que conectará las bases de datos de las autoridades policiales de diferentes países, ampliando enormemente su alcance y efectividad en la lucha contra el crimen.

 

Si bien la tecnología del reconocimiento facial se ha demostrado efectiva en la investigación de delitos, también plantea importantes preocupaciones en relación con la privacidad y los derechos individuales. A pesar de los esfuerzos regulatorios para salvaguardar la protección de datos, la aprobación de Prüm II significa la creación de una infraestructura de vigilancia biométrica a una escala sin precedentes en el mundo.

 

Según expertos como Ella Jakubowska de la organización EDRi, la aprobación de Prüm II representa la consolidación de un sistema de vigilancia biométrica masiva que plantea serios riesgos para la privacidad de los ciudadanos europeos. Además de ampliar la coordinación entre las policías de diferentes países, la normativa Prüm II ha sido criticada por carecer de ciertas protecciones adicionales que podrían limitar su potencial abuso.

 

Uno de los puntos más controvertidos de esta legislación es la posibilidad de intercambiar información biométrica para delitos que conlleven al menos un año de cárcel, lo cual ha generado preocupaciones sobre el alcance y la proporcionalidad de la vigilancia. La eliminación de requisitos de auditorías y evaluaciones en relación con la conexión a los sistemas de otros países ha suscitado temores sobre posibles abusos y usos indebidos de la tecnología.

 

A pesar de las críticas y preocupaciones en torno al uso generalizado del reconocimiento facial, con la aprobación de Prüm II, Europa sienta un precedente importante en la adopción de esta controvertida tecnología. La decisión de implementar sistemas de vigilancia facial varía entre los distintos países europeos, con algunas naciones mostrando su apoyo al uso extendido de la tecnología, mientras que otras se muestran más reacias a adoptarla.

 

En conclusión, la aprobación de Prüm II y la implementación de sistemas de reconocimiento facial a gran escala plantean desafíos significativos en términos de privacidad, protección de datos y derechos individuales. A medida que Europa avanza hacia una mayor interconexión de sus sistemas policiales, es crucial no perder de vista las implicaciones éticas y legales de esta iniciativa, con el fin de garantizar un equilibrio adecuado entre la seguridad pública y la preservación de las libertades individuales.